viernes, 2 de noviembre de 2012

Armstrong arroja la toalla.

Al igual que la Unión Ciclista Internacional, Lance Armstrong tenía de plazo hasta ayer para recurrir ante el TAS la sanción a perpetuidad, y la pérdida de todos sus títulos desde el 1 de agosto de 1998, de la Usada.

Desde que la Agencia Antidopaje Americana publicó su informe el pasado 10 de octubre, las partes tenían tres semanas -21 días- para presentar un recurso. La UCI, como ya todo el mundo sabe, no agotó el plazo y el día 22 anunció que no sólo no recurría, sino que extendía la sanción de la Usada a nivel mundial.

Lance, sin embargo, tenía hasta ayer para apelar ante el TAS, pero ha decidido no hacerlo, bien porque ya se siente sentenciado, porque no ve ninguna posibilidad de ganar el caso, porque ya no tiene ningún interés en seguir oficialmente vinculado al deporte de competición o, sencillamente, porque no quiere dar a sus enemigos el placer de verle sentado en un banquillo de acusados, aunque al final quizá tenga que hacerlo en un juicio civil.

"Estoy vivo y muy bien en Hawái", es lo único que ha dicho en los últimos días a través de las redes sociales, dando a entender que no sólo no está preocupado por lo que de él se está diciendo en las últimas semanas, sino que se encuentra en la isla del Pacífico de vacaciones.

Pendientes de la AMA
En la vía deportiva, por tanto, el caso parece prácticamente cerrado, aunque la Agencia Mundial Antidopaje tiene de plazo para recurrir, porque considere demasiado laxa o demasiado dura la sanción, hasta el 21 de noviembre.

Salvo que sea con la intención de hacer más daño al corredor, a la UCI o al ciclismo, aunque todos van en el mismo barco, no parece lógico un recurso de la AMA ante el TAS, porque la sanción, como ayer decía Contador en estas mismas páginas, ha sido suficientemente "ejemplarizante".

Sin embargo, son muchos los juristas que estiman que un recurso de Armstrong habría tenido parcialmente éxito, ya que el Código Mundial Antidopaje impide que se investiguen hechos que no han ocurrido en los últimos ocho años.

Es decir, Lance podía haber salvado, como mínimo, cinco de sus siete Tours, aunque no parece interesado en ello. La contestación de la UCI a la Usada, además, era su mejor coartada, porque echaba por tierra las pocas pruebas que había aportado la agencia norteamericana en su contra.

Pérdidas económicas.

Cerrada -o casi- la vía deportiva, ahora podría abrirse la civil, ya que, entre otros, la aseguradora SCA le reclama los muchos millones de euros que tuvo que pagarle por sus triunfos. También la Federación Francesa quiere los premios que obtuvo Lance en el Tour y que repartió entre sus compañeros, los mismos que, en algunos casos, le han delatado.

En total, podría perder 20 millones de euros, aunque, según Forbes, el lucro cesante -lo que dejaría de ganar- alcanzaría una cifra próxima a los 100.

Fuente: marca.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario